martes, 9 de noviembre de 2010

"Creando un dulce futuro"

http://www.youtube.com/watch?v=ybiYsFQ--B4

“Algo demasiado grande está creciendo en mi pecho, esta melodía es simple y eso me hace feliz. Y no había sentido eso desde que era muy chico, vos sabés que había algo roto y por eso entraste aquí”.


Esta estrofa de “Melodía Simple”, de La Mancha de Rolando, fue lo primero que escuché cuando me levanté esta mañana. Y pueden llamarlo casualidad (o causalidad), acción del destino, suerte, o lo que sea. Pero cada vez que me siento a escribir, hay algo que me inspira. Y esta vez, fueron “dos algos”. También soñé con una película que vi hace tiempo: “Charlie y la fábrica de chocolate”. Así que lo primero que hice, después de cepillarme los dientes y poner la pava para tomar mate, fue sentarme frente a la computadora para ver el film dirigido por Tim Burton y protagonizado por Johnny Depp.

En realidad quería escribir sobre el liderazgo empresarial y las relaciones humanas. Y si se están preguntando que relación guardan la canción de La Mancha, la historia de la fábrica, el liderazgo y las relaciones humanas; vamos paso por paso.

Para empezar, estoy casi segura de que todo lo que parece sumamente complicado, puede explicarse y entenderse desde lo simple. Y con esto no quiero decir que el arte sea simple, pero entra por el corazón. Entonces se siente antes de entenderse por completo. Y si le hacemos caso al corazón, podemos actuar durante el proceso de comprensión.

El liderazgo del siglo XXI tiene que tener a la innovación total como estandarte para que la organización se convierta en una fábrica de sueños y de ideas; que se basa en la imaginación, la inspiración, la ingenuidad y la iniciativa. Y no hay otro ejemplo mas claro de una fábrica de sueños y de ideas que las golosinas. ¿Por qué?. Porque representan la etapa de la niñez, la fantasía, los sueños y el creer en lo imposible. Y hoy, permítanme decir, para ser un buen líder hace falta sacar el nene o la nena que todos llevamos adentro.
En el futuro, que ya es ahora, la competencia pasa por romper las normas existentes y hacer otras nuevas. Y el papel del líder es organizar.
En la película, los empleados de la fábrica son unos seres de fantasía llamados “Oompa Loompas”. A simple vista, son todos iguales. Sin embargo, cada pequeño grupo de ellos hace cosas totalmente diferentes, y espectaculares. Willy Wonka, el líder, no puede estar presente en todos los lugares al mismo tiempo. Pero las cosas se hacen a la perfección. Él es un artista de la organización: logra que gente ordinaria (en este caso, dentro de un film mágico estos seres son ordinarios) haga cosas extraordinarias. Esto crea un contexto ideal para generar un flujo constante de creatividad.
Hoy en día, las personas son lo mas importante de las organizaciones. En realidad, siempre lo fueron, pero afortunadamente hoy cada vez mas gente se da cuenta. Willy Wonka conoce a cada uno de sus empleados por su nombre, les da total libertad de creación, confía en sus consejos, los saluda con una sonrisa cada vez que pasa por su lado. Cuando está a punto de perder todo (la fábrica completa), en lo primero que piensa es: “¿ Y mis queridos Oompa Loompa?. ¿Quién cuidará de ellos cuando yo no esté?.

En la película, también hay un claro ejemplo de la competencia feroz. La fábrica tuvo que cerrar porque le copiaron las ideas. Después de un tiempo, en donde todo era un gran misterio porque salía humo de las chimeneas demostrando que se trabajaba, la fábrica volvió a abrir sus puertas para los 5 afortunados que encontraran un billete dorado en las barras. El premio (qué se vislumbra al final de la película): quedarse con la fábrica. Willy Wonka, debía elegir y formar a su sucesor. Una obligación del líder, es formar nuevos líderes. Por eso necesitaba de mucha información para ir descartando a 4 niños para que quede sólo uno. La información y el poder de elección, también son características de nuestros tiempos. Y, realmente, sin información la elección se convierte nada más que en una especie de “ta-te-ti”.

Y podrán pensar que Willy Wonka está loco. Pero sus chocolates se venden en todos los países del mundo. Es exitoso porque no adapta sus productos a algo pre-existente, sino porque crea cosas nuevas: la reinvención no consiste en cambiar lo que hay, sino en crear lo que no hay (helados que no se derriten, gomas de mascar con sabor interminable, el poder probar un producto cuando se lo ve en un aviso televisivo, etc.). El éxito depende de saber explorar lo desconocido y acertar.

Willy Wonka está envejeciendo y por eso necesita un sucesor. Charlie es el niño que cumple con todos los requisitos: amable, fantasioso, no es malcriado, pregunta todo el tiempo, etc. Pero Willy le pide que abandone a su familia para ser el nuevo dueño de la fábrica, a lo que Charlie se niega rotundamente. Willy entra en crisis, no puede crear nuevas golosinas, todo le sale horrible y sus ventas caen considerablemente: su mundo se caotiza y comienza a derrumbarse. Charlie le da un consejo: que visite a su padre odontólogo, al que no ve desde niño. Y luego del encuentro, el conflicto se soluciona.

Esto nos demuestra, que si todo está en proceso de cambio el único elemento estable es la persona misma. A lo máximo que puede aspirar, es a tener una imagen concreta de si mismo. Y luego trasladarlo a las acciones. Willy Wonka descubre quien es, se comprende a si mismo para luego entender lo que lo rodea. Es así como permite que Charlie se vaya a la fábrica con toda su familia. Cada uno de los protagonistas es, simultáneamente, maestro y aprendiz del otro. Claramente, la educación tiene que ser continúa durante toda la vida, y que solo sirve si es horizontal y circular.

Charlie y Willy podrían considerarse dos polos opuestos, pero juntos hacen maravillas. Y no se busca el equilibrio, sino que se potencian las cosas extremas de cada uno de ellos. Son dos opuestos que se completan en tanto la carencia de uno es la abundancia del otro, y viceversa: la fábrica con sus altísimas chimeneas blancas contrasta con la casa gris de Charlie con su fachada torcida y agregados por todas partes, pero a la vez estas son las dos únicas construcciones que se diferencian de la ciudad chata y lineal. La falta de humanidad en la morada de chocolate dialoga con la superpoblación en la casa del niño.
Parecidos en las diferencias y distintos al mundo, ambos son habitantes de universos particulares que terminan por unirse como las piezas de un rompecabezas.

Todos deberíamos ser un poco como Willy en su fábrica. Soñar, innovar, crear, dejar volar la imaginación. Informarnos antes de tomar cualquier decisión, conocer absolutamente a todas las personas con las que trabajamos, escucharlas y confiar en ellas. Trabajar con gente que piensa, siente y hace cosas distintos a nosotros porque la diversidad genera mas diversidad y eso es lo que hace falta.
La fantasía no puede suplir a la realidad, pero esta última está irremediablemente incompleta sin su profundo y auténtico trasfondo mágico. Lo que importa son las cosas intangibles: sorprender, causar sensación y enamorar a con cada cosa que hagamos o digamos: regalarle dulces
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sábado, 6 de noviembre de 2010

"Cosas que pasan"

Informe de "Cosas que pasan" en El Show de la mañana. HOY: "Cementerio de San Vicente"

miércoles, 3 de noviembre de 2010

"Flores que te quiero regalar"




Ya sé, el audio no es muy bueno y la edición del video es extremadamente casera. Pero vale la pena contar la historia.

El dos de noviembre, quería encontrar a un payaso. Estaba con mi compa Pablo buscando alguno por la zona de la peatonal en el centro. (Me acuerdo que una vez cuando era chica uno de esos payasos le tiró el pelo a mi hermana y quiso robarle a mi papá. Igual, esa es otra historia...)
La cuestión es entonces, que no encontramos payaso. Puede ser porque hacía mucho calor o porque a los nenes ya les divierten otras cosas.

Como teníamos que hacer algo con fotos y audio, en un golpe de cuasi creatividad, decidimos ir al cementerio de San Vicente.
El E4 nos dejó en la puerta, y un poco desconfiados entramos. Yo había escuchado muchas historias, incluso había bordeado desde el lado de afuera los paredones, pero este martes de noviembre fue la primera vez que entré. Ni que fuera casualidad, era el día de los muertos.

Tumbas, tumbas, tumbas, flores, ladrillos, flores, tumbas y cruces, cruces, cruces. Son como más de 60 hectáreas regadas de eso.
Está dividido en partes. Apenas se cruza la puerta, hay una pequeña capilla, unas 3 cuadras de panteones, unas cuadras mas de nichos, luego el crematorio con una chimenea que aunque no largaba humo despedía ese olor tan particular y se abre el vasto campo de cruces y tumbas personales desparramadas por muchas hectáreas, 60 según un policía del lugar.

Seguridad

-“Chicos, vengan para acá. ¿Qué están haciendo? ¿De dónde son?”. Así nos llamó un policía desde un Corsa gris. Pensamos que nos iba a hacer salir del cementerio por estar fotografiando tumbas o algo por el estilo. Pero no. Quería decirnos que no nos alejáramos de ellos, que nos fuéramos rápido, que no camináramos cerca de las paredes y guardáramos cámaras y celulares. “Es muy inseguro acá. Entran y te roban lo que quieran, no importa que estés visitando a un muerto”.
“En el cementerio los vivos dan más miedo que los muertos” contaba Graciela, una florista que tiene su negocio al frente de las dos salas velatorias (que de vez en cuando actúan de depósitos de cajones durante el fin de semana o paros de municipales).
La inseguridad es materia corriente en el Cementerio San Vicente. Hay huecos en las paredes, que no sirven solo para acortar camino, sino para escaparse rápidamente después de robar.
“Las más vulnerables son las mujeres, porque a veces entran solas y con carteras. A todos los que vienen a la florería , nosotras les ofrecemos cuidarles sus cosas y les damos un par de recomendaciones”, relataba Graciela. “El negocio mas común es el del robo y posterior venta de metales y también de cajones. Entrar, sacarlas de una tumba y revender las flores también es muy común“, continuaba.
Después de un par de campanadas, el Cementerio cierra. Son las 18hs y todavía es de día. Pero “por la inseguridad no podés visitar a tus seres queridos de noche”, dice un señor viejito que encontramos en el camino de salida.

Flores
Fue el hilo conductor del soundslides. En realidad, al ir a un cementerio de día íbamos a mostrar una fachada poco usual para la mayoría. Por eso, las flores, que con sus olores y colores le dan vida a un lugar silencioso y triste. Artificiales, secas, viejas, relucientes, recién puestas y olvidadas. Representan las relaciones también entre los que están y los que se fueron.

Rituales
Más allá de la empatía con Dios, lo religioso y los sentimientos y creencias personales de cada uno con la muerte, el cementerio es un campo de costumbres, usos y valores inmenso.
“La semana pasada vino una señora con 2 taxis atrás. Venía toda la familia con tortas, gaseosas y globos a festejar el cumpleaños de su nena fallecida”, nos contó Fátima, otra florista. “Es muy común que vengan a tomar mate y a contar historias. Y esto no es tan común, pero pasa. Hay un sector en el que se hace magia negra, entrar con hierbas y esas cosas a hacer especie de rituales”, seguía Fátima.

Y como estas mil historias. El Cementerio de San Vicente es conocido por las fosas comunes que escondieron cientos de cadáveres durante la última dictadura militar, queda cerquita de Campo de la Ribera, donde funcionó un centro de detención clandestino, es el cementerio con mas historia de Córdoba y, no quiero ser morbosa, pero en nuestra provincia es la tierra bajo la que reposan más cuerpos.

Miles de historias esperan a ser investigadas y contadas. Porque un viejito me habló, y también las floristas, pero ningún empleado del Cementerio está autorizado a hablar.
Y no es porque la historia es sobre un cementerio, pero parece que para varios hablar sobre lo que pasa y hacen en San Vicente, sería enterrarse…